La entrada de una nueva especie invasora a la Península por lo general no suele ser noticia de periódicos ni telediarios. Parece que solo cuando la plaga es molesta para el ser humano o devastadora con cultivos o animales, la opinión pública le hace algo de caso. Es ahora cuando todos los medios de comunicación bombardean con noticias sobre el problema, la mayoría de las veces sin contrastar su veracidad. Este aglomerado de información (a trozos verdadera y a trozos falsa) suele provocar el desconcierto del ciudadano que puede actuar de manera, en mucho casos, equívoca y alarmista.

Esto es lo que ha ocurrido con la aparición de esta avispa en España. Una especie que provocará grandes daños en el sector apícola si no se ponen remedios concretos de difícil aplicación a nivel personal o asociativo. Porque por lo que nos pueden adelantar nuestros vecinos franceses (que llevan padeciendo el problema desde unos años) solo la actuación coordinada y centralizada a nivel estatal podría paliar los daños de esta plaga, hoy por hoy imparable.

 En internet podemos encontrar fichas específicas con información sobre esta especie; su anatomía, biología, etc. Este artículo pretende dar a conocer algunos datos comentados entre apicultores de la franja cantábrica y pirenaica que, desgraciadamente ya han tenido contacto con el insecto.

RECUERDO HISTÓRICO DE LA ENTRADA DE VESPA VELUTINA EN ESPAÑA

La avispa asiática fue localizada en Francia en 2.005 en los alrededores de Burdeos. Se cree que fue transportada en un cargamento de mercancías procedente de China en el año 2.004. En poco tiempo, se extendió por todo el sur de Francia.

Pese a estar aparentemente aislada de España por los Pirineos, finalmente en 2.010 se detectó la primera en Irún. A día de hoy está distribuida por gran parte de Guipúzcoa y ya se ha localizado un ejemplar de avispa en Oñati, (cerca de la frontera con Vizcaya y a más de 50 kilómetros de Irún). También tienen presencia de ella en Navarra.

 

CICLO BIOLÓGICO DE LA AVISPA ASIÁTICA

En febrero y marzo las madres fundadoras salen de su hibernación. La nueva reina se alimenta y busca un lugar para fundar su nido, generalmente a baja altura. En abril y mayo inicia la puesta en el nido primario que ella ha construido. Con el nacimiento de las obreras el nido se puede trasladar a mayor altura (más de 10 metros) y se amplía. La reina se centra en la puesta y las obreras realizarán los trabajos de construcción, pecorea, crianza, etc. La búsqueda de alimentos se hace mayor, de manera que por el verano la colonia puede tener una media de 10.000 celdillas y 12.000 individuos.

Es ahora cuando los ataques a las colmenas de abejas se hacen más serios, cuando la colonia necesita proteína para dar de comer a su cría. La avispa se alimenta de abejas (además de otros insectos), apostándose en vuelo estático delante de la piquera de la colmena, atacando a las pecoreadoras que regresan del campo cansadas. Cuando las colonias de abejas son pequeñas, las avispas pueden asaltarlas masivamente, entrando en su interior para alimentarse de su cría y de su miel. La colmena puede sucumbir al ataque.

En septiembre los machos se aparean con las nuevas reinas fundadoras, fecundándolas. El nido empieza a declinar. En invierno, las nuevas reinas fundadoras dejan el avispero para hibernar aisladamente. Las avispas obreras y la antigua reina mueren. El nido se abandona y no volverá a reutilizarse al año siguiente.

 

EXPERIENCIA DE LOS APICULTORES FRANCESES

Durante los primeros años, los daños a las colmenas no eran preocupantes. Las colmenas podían presentar dos o tres avispas cazadoras delante de sus piqueras. Cinco años después pueden localizarse más de 100 avispas por colmenar. Cuando los colmenares cuentan con muchas colmenas, las bajas se reparten entre ellas, reduciendo los daños. Pero si alrededor de un colmenar pequeño se instalan uno o dos nidos de avispas, los daños se hacen insostenibles.

Los trabajos de multiplicación del colmenar se hacen muy difíciles, ya que las pequeñas colonias recién formadas no resisten los ataques. Las reinas se pierden en los vuelos de fecundación, quedando las colmenas huérfanas.

Las abejas se resisten a salir de la colmena por el miedo al ataque de la avispa (comportamiento similar a la presencia del abejaruco). Esto conlleva una pérdida productiva que, aunque difícil de cuantificar, se imagina notable.

También se han detectado daños en las cosechas de uvas y ciruelas, ya que las avispas se alimentan de ellas para conseguir azúcares. Además se ven daños y molestias en mercados de pescado al aire libre.

La aplicación de trampas para avispas en los colmenares solo sirve para reducir la presión sobre la explotación, pero se hace inútil para el control de la expansión del insecto. Aún así, es la manera que tienen los frustrados apicultores para intentar reducir las pérdidas en sus explotaciones. El uso de trampas en primavera puede ser útil para la captura de reinas fundadoras 500 metros alrededor del nido del año anterior.

Esta aplicación de trampas es siempre controvertida. Se alzan muchas voces en contra por los daños colaterales que provoca su uso. Ya que por el momento no existe un reclamo exclusivo para capturar a la Vespa velutina (feromona específica), el uso de estos dispositivos provocan la muerte de otras especies autóctonas de insectos (otras avispas, moscas, abejas, etc). Esto hace altamente desaconsejable la aplicación de trampas sin criterio de captura.

La localización de nidos es muy compleja y más aún su destrucción debido a la altura a la que se construyen. Todo se complica por la fuerte defensa que las avispas ejercen al ser desalojadas de su colonia.

El servicio de bomberos que inicialmente se encargaba de la destrucción de los nidos ahora solo interviene en caso de molestias humanas, ya que su personal no ha recibido formación específica para la retirada de colonias de himenópteros y los accidentes han sido frecuentes.

Algunos pequeños apicultores utilizan sistemas de redes o rejillas para dificultar el vuelo de las avispas delante de la piquera, pero su aplicación a grandes colmenares es engorroso y caro.

Con todo ello, la expansión se ha hecho imparable en el país vecino.

 

¿Y AQUÍ, QUÉ?

Asociaciones del País Vasco han empezado a movilizarse para dar pautas de actuación aavispas los apicultores y crear una red de denuncias de nidos de Velutina a nivel social para su destrucción. Por otro lado se ha dotado de presupuesto para el estudio de la avispa y su mejor manera de combatirla.

Algunos apicultores se han dedicado a matar todo bicho viviente que se parezca a una avispa, pero esto es una barbaridad. El insecto más perjudicado con estas medidas es el avispón europeo (Vespa crabro). Su gran tamaño ha hecho que mucha gente lo confunda con el asiático. Las denuncias de avistamiento de avispones se han multiplicado (incluso en zonas donde no ha llegado todavía velutina) y las matanzas indiscriminadas de este avispón son numerosas. Por favor, seamos prudentes a la hora de eliminar insectos tan beneficiosos como las avispas autóctonas.

La intención de los técnicos y apicultores del norte de España es crear unas pautas de acción coordinadas involucrando a las administraciones autonómicas y a la central. Creemos que no podemos quedarnos de brazos cruzados hasta que el problema nos vaya entrando provincia por provincia e improvisar medidas cuando llegue ese momento (que sin duda llegará).

Estamos en contacto y os informaremos puntualmente.

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